Dejar atrás el pasado, vivir el presente y no preocuparte del futuro sí es una buena opción.


Hay que dejar que todo fluya, poco a poco.








miércoles, 29 de abril de 2015

A veces tenemos que aprender a querer lo que es bueno para nosotros.

A veces me da por mirar  mi alrededor y observar todo lo que sucede, desde cómo de rápido pasan los coches hasta la forma de caminar de las personas, y es ahí cuando te das cuenta de qué todo el mundo vive estresado, de que todo el mundo tiene cosas que hacer y a veces no se dedican un poco de tiempo para sí mismos.
Una vez alguien muy especial me dijo que en la vida puedes hacer de todo, y que si un día estás tan demasiado ocupado y dejas cosas pendientes por hacer, al día siguiente seguramente puedas cumplirlas. 
Por eso creo que todo lo que nos propongamos en esta vida lo podremos conseguir, y si no es así, al menos LUCHA, lucha hasta al final, porque aunque no lo consigas, creedme cuando os digo que no hay mayor satisfacción saber que lo has intentado todo aunque no lo hayas logrado.

Dejadme deciros otra cosa, a veces tenemos que aprender a querer lo que es bueno para nosotros mismos, ya que la felicidad es mejor compartida.

domingo, 12 de abril de 2015

Dímelo

Es raro, me siento como una extraña. No me reconozco a mi misma. Me miro al espejo y veo a una que se parece a mi por fuera, pero tan cambiada por dentro.
Quizá sea que haya cambiado tanto que no soy capaz de verme tal y como soy.
Es cierto, que me siguen gustando las mismas cosas, incluso algunas nuevas... pero mi forma de pensar, de ver la realidad, de asimilar las cosas que me suceden a cambiado y eso me da miedo, me asusto de lo que puedo llegar a ser.
Me aterroriza pensar que ya nada es como antes, que personas que pensabas que iban a estar contigo toda la vida ya no están, porque se marcharon o decidieron sacarte de su vida, pero al fin y al cabo ya no están. Y sinceramente, duele.
Duele ver como el mundo no cambia, que la que cambia eres tú. El problema de todo esto, es que no sé si es bueno o malo.

viernes, 3 de abril de 2015

Gracias por aparecer en mi vida.

Entraste a mi vida desde el primer día, desde el primer día que entre en clase, desde el primer día que empezábamos la universidad.
(La cual dicen que es la mejor etapa de la vida de una persona).
Lo dicho anteriormente, entraste de una manera inesperada; dicen que las amistades que forjas en la universidad son las que te duran muchos, pero muchos años.
Y desde el primer momento en que nos sentamos juntas en clase, supe que serías alguien especial para mi, que formaría una parte importante de mi vida.
Te confieso algo: si no te hubiera conocido, no sé que hubiera sido de mi durante todos estos meses, porque has sido mi mayor pilar, mi cabeza pensante, esa persona que me decía qué hacer, de qué manera y me regañaba si tenía que hacerlo.
Gracias por estos meses en los que te has convertido en alguien que pondría la mano en el fuego por ella si fuera necesario, una persona que defendería pasara lo que pasara.
Brindo por muchos más meses contigo, brindo por ti.



BRINDEMOS TODOS POR TI, ANDREA


PD: El abrazo que te voy a dar el martes, hará que tiemble todo el suelo, avisada quedas.

C.