A veces las pequeñas cosas que nos hacen felices las tenemos delante y no sabemos ver que están ahí, frente a nuestros ojos, o quizás nos hacemos los locos, que eso suele pasar en la mayoría de la ocasiones, no quieres volver a fallar, no quieres volver a sufrir y prefieres lo malo conocido que lo bueno por conocer, pero algo en tu interior te dice que lo intentes y tú misma piensas que estás cansada siempre de la misma historia, que tienes que pasar página y acabar el libro. ¿Y por qué no? - Empezar un nuevo capítulo fuera de los recuerdos, del pasado, dar un giro completamente nuevo a tu vida de trescientos sesenta grados, de poder mirar por la ventana y no imaginarte nada, solo contemplar el paisaje de no ver a nadie, ni siquiera a tu pasado, porque eso es algo que podemos ver pero no tocar; y sí de poder mirar a la ventana y no tener preocupaciones y sentirte libre, sentir que tu vida no gira en torno a nadie que te ha echo daño.
Que cuando menos te lo esperas, cuando crees que todo va en el sentido equivocado que tu vida, programada en cada mínimo detalle está naufragando... de repente, sucede.
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