Un beso que no parecía el último; un beso con sabor a
"quiero que todos los fines de semana sean como este". Un
"hasta pronto", un "ya hablaremos", en
definitiva... una despedida. Una despedida en una estación de trenes, qué irónico.. una sonrisa que con el paso de los días se fue quitando y un martes que parecía convertirse en un día más pero fue el día señalado.
Y mira hoy estoy a las 11.34 de la mañana escribiendo frente a mi portátil, porque esta noche volví a soñar contigo, volví a levantarme sobresaltada, volví a levantarme pensando en ti, qué curiosa manía.
Aunque te digo algo nunca soñé con un final feliz ni incluso con un principio, pero lo que sé que ahora todo esto va sonando desafortunadamente a despedida y como este mes era uno de los pocos que no odiaba, ahora ya le odio un poquito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario